Texto 624 – ¿EN CUAL LADO DEL ESPEJO SE MIRAN?

Zen Gaku Nan Sen (Yves Carrouget) durante una sesshin.
Zen Gaku Nan Sen (Yves Carrouget) durante una sesshin.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En nuestro país existe una fuerte comunidad Zen con varios monjes Zen ordenados algunos por Sensei Deshimaru, Roland Rech, Michel Bovais y otros por el Sensei Yves Carouget. Parece muy raro que alguna persona de nuestra comunidad este trayendo monjes extranjeros para dirigir encuentros Zen (sesshin) y para ofrecer ordenaciones en nuestro país. Esto, sin duda, es un golpe bajo al trabajo maravilloso, serio y  productivo de Yves Nan Sen Carouget que desde 1973 se entregó a la difusión del Zen en Venezuela. Yves fue el pionero. Él fue el hombre de hierro del Zen venezolano. Yo no veo necesidad alguna de importar forasteros para estas ordenaciones. ¿Será que es tan poca la fe en la transmisión del Dharma recibida?  – Un monje Zen venezolano puede ordenar a otras personas si tiene fe en su propia ordenación.

 

No es que nuestros amigos del Dharma no puedan visitarnos y hablarnos del Dharma. Yo hablo de las ordenaciones. ¿A que le tienen miedo? El Zen venezolano es un Zen Carouget. ¿Aún no lo entienden? ¿Es que no son capaces algunos de ser co-creadores de un Zen venezolano genuino? ¿Aun necesitan muletas Zen extranjeras? – Esto da pena.

 

 

“Había una vez un hombre que mirando el reverso de un espejo, no lograba ver su cara ni su cabeza. Debido a esto enloqueció.” (The teaching of Buddha)

 

En uno de mis textos anteriores en este blog (En Venezuela todos somos Yves) ya expuse este punto de vista. Yo tengo una fe absoluta en su enseñanza. Es el Zen puro, genuino y latino de este gran monje Nansen Carouget el que debemos seguir y hacer crecer y florecer. Si no, ¿para que dio su vida por la difusión del Dharma en nuestro país? – Honor y respeto a quien lo merece. Yves lo expuso muchísimas veces: “No necesitamos de nadie foráneo para fortalecer nuestro Zen en Venezuela.” – Tengan fe en ustedes mismos queridos amigos de la sangha venezolana. Si no, perderán el espíritu de Buda transmitido a ustedes a través de las ordenaciones recibidas del Sensei Yves Carouget. Mírense en el lado brillante del espejo. HOY.

 

En la Vía del No-Miedo, los que sienten miedo no pertenecen a esa Vía.”

 

 

Sensei Paul Quintero / Monje Zen

“Wenn niemand singt, singe ich.” / Si nadie canta, canto yo.

Texto 623 – ¿LLEVAR CHIVOS PARA CORO?

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Durante una visita de un swami  (monje) hindú a Maracaibo en los 70, una señora escuchó decir – durante una de sus charlas-  de los muchos pobres y necesitados que había en la India. En esos años sorprendía mucho la pobreza. Pasados unos meses, esa señora – que sabía que este mismo swami iba a estar en California, U.S.A. en un centro espiritual – decidió volver a escucharlo y se preparó llevando unas cuantas cajas grandes llenas de ropa usada para los pobres de la India. Su plan era darle esas cajas al monje y que él viera como hacerla llegar a la gente pobre de su país.

 

Llegó al centro, se encontró con el swami y le informó durante una de sus charlas que ella había traído cajas con ropa para los pobres de la India pues ella deseaba ayudarlos.

 

El swami – con sabia compostura – le preguntó: “Es que en su país Venezuela no hay pobres?

 

Ella contestó: “Si swami, hay muchos.”

 

Entonces él le dijo: “No aceptare ninguna de sus cajas, por favor llévelas de nuevo a Venezuela y repártalas entre los pobres y necesitados de su país”.

 

 

 

COMENTARIO:  ¿Para qué llevar chivos para Coro? El refrán “llevar chivos para Coro” en nuestro país se refiere a no llevar algo a un lugar donde ya hay mucho de ello. Me explico, en la ciudad de Coro (en Venezuela, Estado Falcón) hay miles y miles de chivos. Nadie llevaría un chivo para Coro para presentarlo como una novedad. Solo un tonto lo haría.

 

 

 

 

 

 

Texto 621 – A TRAVES DE LA FE

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La gente no puede ser salvada confiando en su propia sabiduría y es a través de la fe que pueden penetrar mi enseñanza.” Buda

 

COMENTARIO: Estas palabras las dijo el Buda después de alcanzar la iluminación mientras pensaba en este mundo de sufrimiento y cambio, de gente ignorante e imprudente por doquier. Entonces decidió predicar el Dharma para ayudarles a todos.  Es por eso que debemos escuchar la enseñanza del Buda, y ponerla en práctica. Debemos ayudar a que su enseñanza continúe ayudando a muchos.

 Sin Buda no hay Dharma, y sin Dharma no hay Sangha.     Sin Sangha no hay Dharma, y sin Dharma no hay Buda.

¿Qué haces tú para mantener vivo al Buda? – Si la fe de otros toca a tu puerta, ábrela y mientras les hablas del Dharma ofréceles tequeños y Coca-Cola. Buda sonreirá. ¿Qué tal si comenzamos en Korea del Norte? A través de tu zazen, ayuda a la humanidad entera; desde nuestro lugar de meditación brindemos nuestra ayuda a otros. Eso sí, se necesita tener fe.

Texto 620 – PENDIENTE EL ZORRO Y PENDIENTE TÚ

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Oh lobo, apártate inmediatamente del cuerpo de ese hombre vil cuyas manos no han dado ninguna limosna, cuyos oídos no han escuchado la voz de los sabios, cuyos ojos no han contemplado a un hombre santo, cuyos pies nunca han ido a lugares sagrados, cuyo estómago está lleno de cosas obtenidas violentamente, y cuya cabeza está perturbada por la vanidad. No lo comas, pues si lo haces, te contaminarás.

Channakya Pandit (célebre monje, político y moralista de La India.)

Texto 618 – DOLOR/ILUSION/APEGO

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“El dolor es una ilusión, un simple pensamiento que nos dice que aun sufrimos por causa de nuestros apegos”.

Maestro Jian Liao

 

 

COMENTARIO: Nuestro sufrimiento no solo es físico. Nuestra mente también sufre. Apegarse a las personas, las cosas, los momentos felices, los recuerdos es una actitud de apego al pasado. Disfruta el momento que vives conscientemente…y listo! Si puedes disfrutar con libertad, ya estás en el camino correcto que nos indicó el Buda.

 

Texto 617 – ¡CUIDADO! DANIEL MARQUEZ

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Al hacer las compras en los monasterios budistas zen se aconseja mirar y elegir la verdura con plena conciencia. Los alimentos deben ser frescos y de buena calidad; de cualquier manera, esto no implica que haya que comprar productos lujosos. El cocinero debe lograr la mejor comida posible con los productos disponibles. La cocina monástica no hace grandes manifestaciones de abundancia: la generosidad está más bien en el cuidado con que se prepara cada plato. Y el tenzo debe cocer exactamente la cantidad de comida que cree que comerá la sangha (comunidad).

 

Luego, durante la limpieza, no hay que desperdiciar ni un grano de arroz. “Una vez que estos productos están en sus manos, deben cuidarlos como a la niña de sus ojos”, recomienda Dogen. El tenzo y sus ayudantes preparan la comida en silencio. El tenzo tiene una tarea educadora ante quienes lo ayudan: debe generar un clima de concentración sin tensión. Porque el espíritu de la cocina (kio) se transmite a la comida. Por eso, los monjes no deben charlar ni hacer ruido y menos pelearse durante la preparación. No debe haber nada más importante en ese momento que la lechuga que se aviva bajo el agua. Dogen aconseja: “Cuando laven el arroz o las legumbres, háganlo con sus manos, en la intimidad de su propia mirada, con diligencia y conciencia, sin que su atención se relaje un solo instante”.

 

No hay que ser monje para conocer los resultados de la falta de concentración en la cocina; de atender el teléfono mientras el guiso se cuece y los chicos tiran de la pierna del pantalón. El error viene de la falta de concentración. Y no es que equivocarse sea pecado, dice el budismo zen; sólo nos muestra cómo estamos interiormente. Tampoco es por un afán de perfeccionismo que se busca la concentración. Ni sirve de nada preocuparse, discutir o disculparse. Si hay un error, simplemente debemos repararlo.

 

Una historia cuenta que mientras el tenzo estaba preparando una guenmai (sopa de arroz), una serpiente cayó en la olla. Cuando el tenzo sirvió la guenmai al maestro, la víbora estaba justo en su cuenco. El maestro preguntó: ‘¿Qué es eso?”. Entonces, el tenzo tomó la víbora y se la comió.

 

 

NOTA: Daniel Márquez es un monje Zen veterano de la sangha de Venezuela. Durante muchos años ha participado como tenzo (cocinero) de las sesshin. Es responsable del Dojo Zen de Santa Mónica, Caracas.

 

 

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Texto 616 – UNA PRÁCTICA SIMPLE: UNA COSA DESPUES DE LA OTRA.

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Lo que uno ve, ve. Lo que uno comprende, comprende. Cuando como, como. Cuando duermo, duermo. Cuando leo, leo.

Si cuando como, estoy pensando o planeando otras cosas, no estoy comiendo.

La práctica es muy simple, una cosa después de la otra.

La práctica es muy simple, nosotros la complicamos.

Darse por entero, sin guardarse nada. Estar abierto al momento presente. Completamente presente, eso es la práctica; el espíritu de la práctica. ¿Si no lo hago ahora, cuándo lo haré?

Uno elige vivir de esa manera o no. Es uno el que elige en el mar dejarse arrumar por las olas o crisparse y crisparse hasta hundirse en el mar, en las aguas, en las emociones.

Es necesario soltar y soltar todas las cosas. Es necesario también el discernimiento, la inteligencia.

Uno ha leído que al zen no se accede por la inteligencia, y es verdad, pero la inteligencia y el discernimiento son necesarios. Este buscar y buscar son necesarios. Este confrontar con la propia experiencia es necesario.

No se dejen atrapar por las palabras. Prueben, intenten, no duerman.

Estudien. Practiquen. Busquen.

 

Gassho, Joshin Bachoux Sensei (Monja Zen nacida en París, Francia).

 

 

 

 

Texto 615 – UN AMOR SIN APEGO

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Vivir sin apego significa amar desde la libertad, no desde el miedo. Yo te amo porque lo decido, porque me da la gana, porque para mí es un inmenso placer amarte… y si me correspondes, el gozo es inmenso; pero si no, de todos modos estoy bien, y disfruto de tu presencia cuando es posible.

Vivir con apego significa amar, o pretender amar, desde el miedo. Tengo miedo de amarte, de que me lastimes, sin ti no puedo vivir, no puedo respirar, te necesito… ¡Qué horror!

Vivir sin apego es conservar el poder sobre mí mismo. Vivir con apego es otorgar el poder sobre mí mismo a otras personas, a las cosas o a las circunstancias.

Es difícil soltar a las personas que amamos. Estamos llenos de mensajes equivocados. El miedo nos paraliza. Escuchamos, e incluso lo creemos, que podemos ser libres interiormente, que podemos ser felices aun si las personas de quienes estamos apegados no nos amaran. Que podemos ser felices aun en el utópico caso de que ningún ser humano nos amara. Pero no lo hemos experimentado. Sería como dar un salto al vacío. Para lograrlo, no podemos sentarnos a esperar a que pase el miedo, podríamos quedarnos sentados toda la vida. El miedo no va a desaparecer tampoco a base de reflexión y de argumentos lógicos. No. Las cosas en las que creemos hay que hacerlas pese al miedo, con todo y miedo; ya desaparecerá éste al enfrentarse a la realidad. Si soltamos el apego, pese al miedo, descubriremos el gran gozo de permitirnos ser auténticamente nosotros mismos y de, por primera vez, amar verdaderamente.

Durante zazen, nos enfrentamos a todo. Poco a poco el miedo desaparece. Eso es Mu –i. Como puede haber miedo si te olvidas de ti mismo, si te disuelves en el poder del cosmos. Si te unes al Maja Shakti (energía universal) nunca podrás sentir miedo. La palabra miedo da miedo. Pero es solo una indicación de que tu mente puede estar apegada a ideas o emociones sin tú saberlo. Si descubres un miedo, ese miedo debe desaparecer. Solo está presente si tú se lo permites…por ignorancia. Ese es el poder del ego ignorante. Zazen no es una medicina, pero si te ayuda a descubrir lo que no veías o sentías antes. Después de eso, tú decides que hacer con tu vida. A más zazen, menos piojos en la cabeza. Ama y punto. Una mente clara no ama por ninguna razón. Las razones son, en muchísimos casos, simples apegos. El Zen se conoce como el camino del no-miedo (Mu –i). ¡Bienvenido!

 

“El amor verdadero no tiene un final feliz; el amor verdadero no tiene final”.

 

NOTA: Espero que lo leas Anyelo Suarez. Gassho, Paul.